JAZZ
ZARAGOZA 2005 SE CONSOLIDA
Durante la segunda quincena de
Noviembre tuvo lugar en nuestra ciudad una nueva edición del
Festival Internacional de Jazz que cada año (y ya son más de diez)
acude puntualmente a la cita que tiene con los buenos aficionados. En
esta ocasión, desfilaron por la sala multiusos del Auditorio una
variedad de intérpretes con muy diferentes estilos: Simone Kopmajer,
Ramón Valle, Stacey Kent, Rudy Vistel, Brad Mehldau, Pedro
Iturralde, Glenn Miller Tribute, y otros más que, durante diez días,
llenaron de Jazz el corazón musical de nuestra ciudad.
Con
dos discos ya en su haber, Simone Kopmajer es una muy joven vocalista
de Jazz de origen austriaco que seguro va a dar bastante que hablar
en un futuro próximo. Criada en el seno de una familia de músicos,
empezó a cantar y a ganar concursos de talentos con tan sólo doce
años. En el 2003 graba su primer CD en Nueva York tras haber
trabajado con artistas de la talla de Sheila Jordan o Michele
Hendricks. Su sólida formación musical unida a su capacidad para la
improvisación y la asunción de retos no deja indiferente a quien la
escucha. Habrá que seguirla muy de cerca.
Stacey
Kent fue otra vocalista que, con una mayor trayectoria y fama
mundial, tuvimos ocasión de disfrutar este año en el festival. Se
dio a conocer en 1997 con “Close your eyes”, un trabajo lleno de
frescura, gracia y optimismo. Su siguiente grabación (”Love is the
tender trap”, con 4 estrellas en la Penguin Guide) fue considerado
disco revelación de Jazz Vocal por parte de la mayoría de revistas
especializadas. Ya en el 2001, “Dreamsville” fue catalogado como
uno de los mejores discos de baladas de los últimos años. Aunque,
por supuesto, su arte no es comparable con el de algunas míticas
vocalistas de la historia del jazz como Billie Holiday, Ella
Fitzgerald o Sarah Vaughan ( todas ellas voces negras con una
contundencia y expresividad vocal diferente a la de voces blancas
como las de Julie London o Peggy Lee), la Kent tiene una habilidad
especial para transmitir la garra y la alegría del “swing” con
un estilo personal y cálido, y su presencia en el festival Jazz
Zaragoza debería haber sido más valorada por algunos medios.
Ramón
Valle, pianista cubano de jazz, sorprendió y cautivó a los
presentes con su capacidad de expresión musical, transmitiendo con
igual brillantez la suavidad, la melancolía y la fuerza de sus
composiciones. Con absoluto control, extrajo del piano una sucesión
de notas que consiguieron envolvernos y transportarnos.
Chick
Corea repitió este año sin acierto. El mal sonido, unido a una
actuación con poca carne en el asador por parte de Corea, dieron
como resultado una noche de jazz para olvidar. El grupo que le
acompañaba (Touchstone), formado por el saxofonista y flautista
Jorge Pardo, el bajista Carles Benavent, Tom Brechtlein a la batería
y Rubem Dantas a la percusión (grandes músicos con los que Corea ya
había trabajado en 1982 en un álbum de igual nombre), no brillaron
como esperábamos todos debido a un sonido débil, lo que provocó
una carencia de “duende” en la interpretación (mitigada, en
parte, por la aparición en escena de la bailaora Auxi Fernández).
Corea, músico carismático y amigo de la fiesta, se dedicó
prácticamente a jalear las intervenciones de sus compañeros y
acompañarlos con una pandereta, mientras todo era un ir y venir de
intervenciones individuales.
Y
qué se puede decir a estas alturas de Pedro Iturralde. Saxofonista
ya a la temprana edad de nueve años, este catedrático del Real
Conservatorio Superior de Madrid ha tocado con músicos de la talla
de Tete Montoliu, Hampton Hawes o Paco de Lucía, y compartido cartel
con figuras como Lee Konitz o Gerry Mulligan. Su dominio del saxo y
el clarinete (e incluso del piano y la guitarra) lo definen como un
músico completo. Variadas influencias culturales se reflejaron en
sus “Etnofonías”, obsequiando al público con interpretaciones
llenas de calidez, brillantez y creatividad.
Su buen hacer musical, con el que nos deleitó en Zaragoza, es
definido por él mismo como “un viaje por el mundo a través de la
música” en una especie de peregrinaje musical que él comienza en
Grecia (a través de la clásica “Suite Helénica”) y pasa
después por Francia (rememorando a Edith Piaff con el “Himne a
l´amour” y unas pinceladas de “La vie en rose”). Ya en España,
se detiene musicalmente en Andalucía homenajeando a García Lorca, a
Turina, al maestro Rodrigo y a la copla, para después aterrizar en
Argentina recreando la “Milonga del ángel” de Piazzola
(transformando su saxo soprano en un cálido bandoneón). No faltaron
temas clásicos en una actuación en la que estuvo perfectamente
acompañado en todo momento por Mariano Díaz (piano), Carlos Carli
(batería) y Miguel-Ángel Chastang (contrabajo). Al final, breve
homenaje (con entrega de regalo incluido) y el público, puesto en
pie, aplaudiendo. No se pudo marchar sin despedirse con el
inolvidable “Les feuilles mortes” (todo un clásico de este gran
músico), tema con el que cerró una noche especial.
Brad
Mehldau, acompañado del contrabajista Larry Grenadier y el batería
Jeff Ballard (con los que ha tocado y grabado en vivo en el mítico
Village Vanguard de Nueva York), aportaron prestigio y calidad al
festival con una actuación de primer nivel. Con un estilo
inclasificable en el que él mismo reconoce influencias, tanto de la
música clásica (Brahms, Beethoven o Schubert) como del jazz (Bill
Evans, Oscar Peterson o Mc Coy Tyner), Mehldau dio una lección de
Jazz. Su formación y virtuosismo le permiten diseccionar, mezclar y
volver a unir melodías y esquemas armónicos, extrayendo el máximo
partido de cada composición. Presentó su nuevo disco (“Day is
Done”) y demostró, sin concesiones ni aspavientos, el gusto por la
melodía ( que juega a esconderse y reaparecer puntualmente pasando
de su diestra a su mano izquierda) y por los pasajes con enorme carga
emocional, así como por los ritmos incisivos y trepidantes. En su
cóctel musical aparecen reinterpretaciones, tanto del repertorio de
míticos grupos como “The Beattles”o “Radiohead”, como del
músico Paul Simon. Mehldau se reveló como uno de los pianistas más
brillantes del actual panorama del jazz.
A
la espera de ver que nos ofrecerá el festival, ya plenamente
consolidado, el recién estrenado año 2006, estaremos atentos y
expectantes ante la llegada de nuevos artistas del universo del Jazz
que seguro nos proporcionarán esos momentos mágicos que tanto
esperan los aficionados a esta corriente musical.
Gonzalo-Javier
Gonzalvo
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