En esta sección van a ir apareciendo obras premiadas en concursos y certámenes literarios convocados por entidades bancarias, empresas, prensa y radio.
Relato merecedor de Accésit (2ª premio) del Certamen "Quinientas gotas de agua" (Zaragoza, 23 de Mayo de 2001)
Publicado por EGIDO EDITORIAL (2001). Libro: "Quinientas gotas de agua"
Querida amiga
agua :
No sé como
agradecerte todo lo que has hecho por nosotros. Moras en este vetusto
planeta desde mucho antes que el hombre; por eso eres tan sabia.
Empezaste calmando su sed y limpiando su cuerpo de impurezas. Fue un
amor a primera vista. Él te observaba hechizado por tu belleza, ora
en forma de lago, ora en forma de mar, río, manantial o cascada.
Poco a poco, con tu elocuente silencio, fuiste transmitiendo tu saber
inmemorial a ese torpe y desvalido ser vivo que se erguía sobre sus
dos patas. Le enseñaste a obtener grano y frutos de la tierra, a
saberte llevar por acequias, acueductos, canales y embalses; a
encontrarte excavando pozos cuando te ausentabas. Con el pasar del
tiempo, ese diálogo de sonidos y miradas entre tú y el hombre
fructificó cada vez más. Aunque cambiase tu estado seguías siempre
ayudando al ser humano: Si te convertías en vapor, dabas vida a
locomotoras y turbinas; si te transformabas en hielo, conservabas
alimentos y aliviabas los rigores del estío.Por eso te
quiero tanto, querida amiga, y me acuerdo de ti a diario: Cuando me
tomo una sopa caliente, cuando relajas mi cuerpo en la ducha, cuando
afloras en mis emociones en forma de lágrima dulce o amarga ;
también cuando relajas mi cuerpo
en la ducha, cuando afloras en mis emociones en forma de lágrima
dulce o amarga ; también cuando saboreo un güisqui gracias a esas
pequeñas porciones de tu cuerpo.
Te amo agua y
te amaré siempre, hasta que mis recuerdos se pierdan como lágrimas
en la lluvia .
Relato ganador del Primer Premio del Certamen "Imágenes de Aragón"
Publicado por EGIDO EDITORIAL en 2004 en el libro IMÁGENES DE ARAGÓN (escritores)
IMÁGENES DE ARAGÓN.
¡Ay!
Recuerdo como si fuera ayer a esa Zaragoza que, en plena
efervescencia, daba la bienvenida al siglo veinte. El “Ambos
Mundos” y el “Café París” celebraron la entrada en el 1900
con el brío de sus orquestinas . Pero, si tuviese que elegir uno de
entre aquellos, mis años mozos, sería el de 1908. El primero de
Mayo de ese año se inauguró en Zaragoza la Exposición
Hispano-Francesa y, dentro de la misma, se instaló el Gran Casino.
¡Ah! Entonces yo era joven y me conocía todos los cafés de la
ciudad: el Gambrinus, el Oriental, el Nacional, el Salduba, con su
moderno mural cubista; el Royalty, la Maravilla, que estaba en lo que
llamábamos “la caja de cerillas”; los Espumosos y el Levante. La
Exposición, que abrió sus puertas hasta el 5 de diciembre, fue
visitada por SS. MM. los Reyes Don Alfonso XIII y Doña Victoria
Eugenia, acompañados por Doña María Cristina (la Reina Madre).
¡Qué bonito le quedó a Agustín Querol el monumento a Los Sitios!
Paseando por la ciudad era frecuente
observar a una pareja de caballos “echando gasolina” en uno de
los múltiples abrevaderos. Ese año compré un ejemplar de un nuevo
periódico que veía la luz: el Heraldo de Aragón.
No todo fue maravilloso. El 14 de
octubre de ese 1908, una crecida del Ebro provocó una inmensa riada
que afectó a numerosas calles.
Hoy he entrado a tomar una cerveza
al “Gambrinus” de la Plaza de España. Es sábado 20 de julio del
año 2002. Mientras repasaba mi mostacho con la punta de la lengua
para limpiarlo de blanca espuma, mi vista se ha dirigido, sin
aparente motivo, hacia una antigua fotografía que, enmarcada en
madera, lucía en una de las paredes del café. Como un autómata, me
he levantado, caña de “rubia” en mano, para observarla de cerca,
detenidamente. Era una instantánea de uno de los muchos cotillones
que se celebraron en el Gran Casino desde su apertura. En ella, posa
al completo, la plantilla de camareros, cocineros y encargados que
trabajaban en el restaurante y sala de fiestas de la instalación. La
foto está tomada el 4 de diciembre de 1908 (un día antes de la
clausura). Atónito, descubro que yo, luciendo inmaculado gorro y
moreno y cuidado bigote, soy uno de los cocineros.
Ahora lo entiendo todo.
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