lunes, 16 de diciembre de 2013

"Una carta a Claude". Homenaje a Claude Chabrol en su fallecimiento.

"Una carta a Claude". (2010)
Relato escrito en formato epistolar en homenaje al director de cine francés Claude Chabrol y a su obra.




CARTA A CLAUDE CHABROL

Querido Claude, genio parisino, maestro de la sátira social del siglo veinte y del veintiuno:


 Comenzaste desplegando tu ingenio en la “Nouvelle Vague”, junto a Rohmer y Godard, como si fuerais los primos de toda la vida. ¡Ay, joven Chabrol !, pensabas que el cine flotaba, cual feliz pato en la bañera del arte, cuando te golpeaste con el duro canto de la industria. Como si llevases una doble vida, te acusaron de misoginia (a ti que te gustan tanto las buenas mujeres) y de hacer un cine pesimista (a ti, que como todo buen gastrónomo, amas la vida y sus placeres).    Denunciaste la avaricia y te volviste más desconfiado y un poquito Landrú. ¡Hombre!, no tenías que intentar vendernos la Torre Eiffel, porque nunca hubiéramos comprado el símbolo de tu querida ciudad de la luz.
  Como si un tigre se perfumase con la dinamita de tu inteligencia para dar caza a las ciervas, tienes temple y coraje para servir champaña a un asesino o para hacer la ruta de Corinto.
Maestro Chabrol, nadie mejor que tú sabe que la mujer es infiel (y el hombre). ¿Quién mejor que tú conoce la peligrosidad de las comidas en familia? Es cierto que el adulterio y las pasiones pueden conducirnos incluso al crimen. Pero: ¿qué es la vida sin pasión..?
  La ruptura con la razón es algo mucho más terrible; cercenar la cordura como el carnicero que desmenuza a su res. ¿Qué te van a contar de las locuras que puede llegar a cometer un matrimonio burgués?…
  Reconozco que la demencia y la estulticia pueden acelerar la caída de aquellos que se dejan llevar por la desenfrenada pasión. Es como si, ante ellos, se abriese la puerta de acceso a un laberinto mortal.
  Como un delineante, describes con certera perspicacia la ceremonia de la vida, a prudente distancia y siempre con el particular sello de tu fina ironía. Eres el “no va más” plasmando la realidad en toda su crudeza, pero también sabes aportar un toque de ternura cuando hace falta. Como un pintor con su paleta, sitúas al color y a tus actores en un lienzo de perfecto decorado.

  Querido Claude, te doy las gracias por ese chocolate que nos brinda tu preclara inteligencia, y no nos libres nunca del sutil aroma de la flor del mal que tu, como nadie, sabes reconocer.

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