Presentado al certamen de microrrelatos patrocinado por Mutualidad de la Abogacía.
DELITOS DE AZÚCAR.
No había pastelería, confitería o
tienda de “chuches” que se les resistiera. La “banda del dulce”
era implacable. Niños delincuentes sin más escuela que la calle. Se
pirraban por cualquier sustancia azucarada, en especial las
gominolas, y no dudaban un segundo en apropiarse de ella.
Un día, introdujeron un espía en
el gris y siniestro Palacio de Justicia en el que jueces centenarios
esperaban pacientemente a juzgarlos. Y éste encontró el llamado
expediente “azúcar”: Quinientos años de cárcel se acumulaban
ya entre todas las causas pendientes que tenían.
Detenida media banda, la otra mitad,
temerosa del castigo, contrató a un buen letrado para evitar la
terrible sentencia. Pero…
- ”¡7 siglos sin comer dulce
alguno! ” dictaminaron con el
mazo aquellos jueces de blanquísimo y largo cabello.
Como castigo, los pequeños ladrones
amarraron al abogado a un cohete de caramelo y fue lanzado rumbo
hacia la luna.
Cuentan que, al día siguiente,
llovió un agua realmente dulce.
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